lunes, 11 de junio de 2012

TRIATLÓN LÚDICO PANTANO PARQUE DE ARDALES

Fernandón
El domingo estuvimos disfrutando de una nueva experiencia: el triatlón.
Fue en plan tranquilo y esperándonos y todo eso. Nada de agobios ni cambiarse rápido de ropa ni nada.
Los amigos del Club Triatlón Álora-Valle del Sol prepararon la IV edición del ´Triatlón Lúdico Pantano Parque de Ardales y como era de esperar, la gente respondió y nos juntamos allí una pechá de atletas, nadadores y ciclistas a echar la mañana como buenamente pudimos.
"Que no se ahogue nadie, ¿vale?"
Lo primero era nadar una distancia de unos 1.500 metros, que muchos dejaron en la mitad y otros, más de secano como yo, nos pegamos un remojón y nos salimos a esperar al personal mientras nos secábamos. Hubo nadadores que iban como motos los tíos... qué fieras.
Eso sí. Como no era competitivo cada uno iba como quería (bermudas, neopreno...hasta Fernandón apareció con un flotador.
Una vez que todos salieron del agua y vimos que no faltaba nadie (muy importante) pasamos a las bicis. Aquí ya iba uno más a gusto. Todos a Campillos y volver recorriendo unos 40 km por carretera muy tranquilita de tráfico. De vez en cuando pegábamos un zamarreón para echar carbonilla pero en líneas generales íbamos de charla incluso. El recorrido tenía un par de cuestas importantes y nada más, lo demás muy llevadero.
Participación femenina
¡Nos vamos a Campillos!
Ya en la "zona cero" junto al Restaurante El Kiosko, los que llegaban con las bicis iban saliendo seguido para hacer las dos vueltas al circuito preparado para la carrera a pie. Se trataba de bajar hasta la presa de los Gaitanes y volver por el sendero que sale junto al agua en la casona de "Sevillana" y que te lleva de regreso a espaldas del Restaurante el Kiosko, donde se había preparado en la boca del túnel un avituallamiento a base de agua y sandía. Qué lujo de  triatlón y qué ánimos para dar la segunda vuelta al circuito ya con los cuádriceps y tibiales más sueltecitos, pues en la primera vuelta no había manera de espabilarlos tras bajarme de bici. La falta de costumbre.
como los perrillos en la furgoneta
Total, que pasamos una mañana de escándalo que acabó con un nuevo remojón antes de las tapas y cervezas correspondientes metido en conversaciones y agradeciendo todo lo preparado por los del Triatlón Álora-Valle del Sol que se lo curraron de lo lindo. Todo eran atenciones. Tanto los chicos del Club como sus respectivas parejas se volcaron enteramente en que todo saliese perfecto. Incluso contamos con un par de piraguas por si a alguno le hacía falta por cualquier circunstancia. Y hubo algunas chicas participando, que también está bien.
Ya esta edición ha tenido un crecimiento de participantes importante, y con el boca a boca seguro que va a convertirse en lo que ya es: una mañana de entrenamiento y entretenimiento ineludible todos los años. Que cuenten conmigo para futuras ediciones.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Un lujo!, cada año mejor...